Hace años, cuando al terminar el curso, ponía la máxima nota, matrícula de honor, a un pequeño grupo de alumnos destacados, eran para mí unos momentos muy tristes porque, con el tiempo, veía que aquellos que habían sido unos estudiantes tan prometedores, se metían por unas vías en las que jamás iban a desarrollar su talento pictórico.
Sin embargo, últimamente hastiados de tanta falsa novedad e imitación de lo ya imitado, los más inteligentes de estos alumnos, plantan cara a un sistema decadente y, con valentía, siguiendo su instinto, buscan buenos centros de formación y pintores con los que aprender, que sean para ellos ejemplos a seguir. Así el resultado son obras, que a pesar de la juventud de sus autores presagian grandes artistas. Tal es el caso de Andrés Gabarres, que sin concesiones a lo fácil, rechazando lo trillado ha elegido con decisión el camino que conduce a sí mismo, y eso es lo que, precisamente, trasmiten sus cuadros : inteligencia, inconformismo, valor, fuerza y seguridad en lo que quiere conseguir, sin importarle las dificultades que conlleva.
Tengo la absoluta certeza de que en este pequeño grupo de valientes, de los que ya alguno empieza a destacar, como Andrés, está el futuro de la auténtica pintura gallega. Que estos jóvenes pintores, saltándose los ismos (necesarios en su día, pero que posteriormente debido a la repetición cada vez más degradada, han hecho tanto daño) enlazan con los verdaderos pintores de formación y tradición, que con oficio, dedicación, pero sobre todo amor, hicieron que nuestra pintura gallega figurara, por mérito propio, en lugar destacado en los principales lugares artísticos del mundo.
Podemos decir que Andrés con sus obras, adaptadas a nuestro tiempo, sigue los pasos de sus ilustres predecesores, Pérez Villaamil o Álvarez de Sotomayor, ferrolanos como él, y otros tantos, que supieron hacer de su vida y de su obra algo bueno y verdadero, no lo perdamos de vista porque el tiempo nos dará la razón a los que aún creemos que esos son los valores que siempre estarán ahí porque son imperecederos.
Rosa Elvira Caamaño, Doctora en BB.AA. por la UCM
Profesora titular de Técnicas Pictóricas de la facultad de BB.AA. de Pontevedra