Laureano Quesada dirige su paleta hacia la geografía
de lo real, dividiendo, por igual, su inspiración entre el paisaje y el espacio de la intimidad o, mejor dicho, haciéndolos convivir en un sólo
cuadro. Conocíamos su enamoramiento de la ría de Ferrol, especialmente, el mar de Cedeira que también sigue reflejando en esta ocasión; pero ha
añadido algunas estampas del Sur: Córdoba, el Albaicín, Granada y algunas otras interpretaciones del Norte, como Ancares. En todos los casos se muestra un estupendo colorista, de pincelada breve, que va
desgranando la infinitud de los matices con cuidadoso amor, con empaste ligeramente grueso, impresionista, recreándose en el
detalle, pero dejándolo, a la vez, como flotante y huyendo por las esquinas del tiempo. Para reforzar esta poética idea de alejamiento, coloca a menudo
en un ángulo del cuadro una figura femenina que observa, casi siempre una niña o una adolescente, que parece mirar con melancolía el paso
inexorable de la belleza. La insistencia en los balcones, como enmarque de esta figura, resalta la sensación, ligeramente dolorosa, de estar
contemplando, desde un presente inestable, un pasado que se aleja. La de L. Quesada es pintura pintura, pero enriquecida por la fuerza lírica de los sentimientos.
Anxeles Penas
Angeles Penas es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Santiago y en Bellas Artes por la Facultad de San Fernando en Madrid
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Sara y barco de pesca.Oleo sobre tela. |
Ancianas. Oleo sobre tabla. |
Gema en Pescadoira. Oleo sobre lienzo. |
Naza en el patio. Oleo sobre tela. |
Amalia con bodegón. Oleo sobre tela 73 x 60 |
Tatiana. Oleo sobre tela.
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