En la pintura de Laureano, cada cuadro semeja un sueño. Son composiciones
temáticas, evocadoras, sugestivas, parecen sintetizar episodios o historias románticas, recuerdos difuminados, nebulosos,
simbólicos, en las que, con el fondo de paisajes concretos, se materializan idealizados personajes juveniles e infantiles, delicados y
bellos. Hay mas perspectivas subreales con muelles y telas bordadas... y flores... y rejas. Paisajes marinos de las rías de Ferrol, de Cedeira, de Vigo. Paisajes de Córdoba, de Granada. Todo insinuado, como envuelto en la bruma. Tal es la manera de hacer pintura de Laureano Quesada. Es su sello, su estilo, su gracia e inconfundible milagro creativo. Cada cuadro de este artista es una joya de entonados colores y diseño exclusivo. Tras su apariencia de hombre tranquilo y bueno, que lo es, está el trabajador tesonero que lucha infatigable, tenazmente, para conseguir auténticas obras de arte. Su pintura es búsqueda y esfuerzo, exprimiendo, explorando el misterioso y mágico mundo del color y de la forma, el dibujo y la idea. C.Perille
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Gema en el balcón. Oleo sobre lienzo.
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Alpujarra. Oleo sobre tela
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Sara con bodegón. Oleo sobre tabla.
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Carmen en la Alhambra. Oleo sobre tabla
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Dua dos. Oleo sobre tela
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Carmen, reflejos en el espigón. Oleo sobre lienzo
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En la estación. Oleo sobre tabla.
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La ría, en Caranza. Oleo sobre tela.
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