Manuel Patinha, escultura








Galería de imágenes, serie "Procesos del alma", 2006



Llegar a la madurez, es llegar al sosiego al punto donde todos los encuentros son de satisfacción. Un artista debe encontrar ese lugar, visitarlo y envolverse en sus rincones, porque se lo merece después de tanto insistir en la búsqueda de lo bello, de lo que siempre visionaba en sus momentos de descanso y desasosiego. Es cierto que se necesita mucho tiempo y que a veces el aliento nos abandona, pero hay que insistir y confiar en la paciencia, la madre de todas las virtudes.







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